jueves, 10 de noviembre de 2011

FELIPE IV




En el siglo XVII, gobiernan los Austrias Menores: Felipe III, Felipe IV, y Carlos II. La administración del estado recayó en los validos, que solían ser aristócratas a los que el rey entregaba el gobierno y eran los intermediarios entre el rey y los reinos.
Con Felipe IV (1598-1621), el poder recayó en manos de el Conde Duque de Olivares, intentó un programa de reformas políticas y administrativas para centralizar y fortalecer la monarquía.
Propuso la UNIÓN DE ARMAS, un ejercito permanente con soldados de cada reino para mantener la hegemonía exterior. Quería implicar por igual a todos los reinos y aplicarles el modelo de Castilla que no ponía obstáculos a la política imperial. En Cataluña y Portugal se produjeron revueltas en 1640 y Portugal se independizo de España. Su política descentralizadora ocasionó su caída. Fue sustituido por su sobrino Luis de Haro.
La crisis de los 40 se produjo por la política reformista del Conde Duque de Olivares, que pretendía el absolutismo y el centralismo, eliminando los privilegios forales, la unificación de leyes y la “Unión de Armas” para conseguir la hegemonía exterior.
La sublevación catalana se produjo al reclutar hombres y dinero para la guerra con Francia. Fracasó porque Cataluña no quería aportar el mismo numero de hombres que Portugal. Además de los saqueos, provocó la rebelión de los campesinos en el “Corpus Sangre” en Barcelona en 1640 que asesinaron al virrey.
Portugal también se subleva en 1640 por las pérdidas comerciales , por la presencia de castellanos en su gobierno y porque el Conde Duque reclutó soldados con destino a Cataluña. Se proclama rey el Duque de Braganza. La guerra se pierde porque no tenían militares para tantos frentes. Hasta 1688 España no reconoció su independencia. También se sublevaron Andalucía y Aragón pero se sofocaron pronto.
La política exterior del siglo XVII pretendía defender sus posesiones y la fe católica. Con Felipe IV , su valido el Conde Duque de Olivares, quiso defender la hegemonía frente a Francia. Por esto quiso intervenir en la “Guerra de los Treinta Años” (1618-1648) al lado de los católicos y de Austria contar holandeses y alemanes a los que apoyaba Francia. Perdieron la naval de las Dumas y Rocroi. En la “Paz de Westfalia” (1648), España reconoce la independencia de Holanda y Francia recibe el Rosellón, la Cerdaña y los Países Bajos. Con Carlos II siguió la decadencia y se consolido aún más la hegemonía de Francia.

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