El desarrollo cultural:
La romanización varió de unas regiones a otras. Las grandes figuras hispanorromanas procedían de la Baetica y pertenecían a la clase senatorial. Es el caso de la familia de los Séneca, que aportó a dos genios: Lucio Anneo y su sobrino, Lucano.
En la Tarraconensis también nacieron figuras de primer orden. Marcial, enjuició a la sociedad en sus Epigramas, Quintiliano, nacido en Calagurris (Calahorra) dejó en sus ''Institutiones oratoriae'' una pieza maestra para la formación del orador.
La romanización supuso la adopción de muchos elementos de la cultura romana, y, lo que es más importante, de muchos elementos que han pervivido en gran medida hasta nuestros días. Estos son fundamentalmente tres:
El latín:
Supuso la desaparición de las lenguas prerromanas. El latín sirvió de vehículo de expresión de las creaciones de los intelectuales hispanos y constituyó el sustrato de los idiomas romances que se formaron entre los siglos VII y XII.
El derecho romano:
Además de regular la convivencia en una sociedad más compleja que las indígenas, el derecho romano constituyó el instrumento que simboliza las relaciones de tipo público entre los habitantes del imperio y del Estado. Este derecho romano es todavía hoy una base sustancial de nuestro ordenamiento jurídico.
Arte.
Obras públicas.
La densa red de calzadas puso en relación campos y ciudades y contribuyó poderosamente al desarrollo de la romanización. Los puentes fueron un complemento de las calzadas mientras que los acueductos abastecieron de agua a las ciudades. Se erigieron numerosos monumentos conmemorativos, de entre los que destacan el arco triunfal de Trajano o el de Medinaceli en Soria.
También tuvieron carácter urbano aquellos edificios destinados al ocio. Se construyeron teatros, anfiteatros, circos...
Artes plásticas.
Se distinguen dos corrientes:
una culta o estatal que importa obras o invita a artistas a desplazarse hasta la península, y otra más apegada a las tradiciones populares, con un estilo más simple. En las ciudades principales encontrábamos talleres pequeños y locales para atender a la considerable demanda de escultura, pintura y elaboración de mosaicos.
La pintura, y más concretamente el mosaico, sirvió como expresión de la ostentación y riqueza de la clase noble.
Se decoraban de esta forma muros y suelos de atrios y otras estancias, con bellas escenas mitológicas o de la vida cotidiana.
La entrada llega tarde y, en parte, recuerda en demasía a otras páginas de internet.
ResponderEliminarEsta entrada la he sacado de una de mis enciclopedias... No hay nada obtenido de páginas web. Es más, no la he subido tal y como me venía, sino que, la he resumido, he escaneado las imágenes que vienen en el atlas...
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